sábado, 9 de julio de 2011

El 25 de mayo de 1810, había marcado el comienzo de una ejecución de una idea que cambiaría el rumbo del Virreinato del Río de la Plata. Pero ningún proceso de cambio se produce de un día para otro, todo cambio significa esfuerzo , compromiso con ideales, opciones, pérdidas y ganancias.
En 1816 la Revolución estaba en marcha y esto advertía en la sociedad misma.
El esfuerzo realizado y el aval para todo lo que estaba por realizarse debía coronarse con una declaración de independencia que representara un compromiso de todos.Por esta razón, un día, en San Miguel de Tucuman, se abrieron las puertas y el corazón, para que una casa acunara nuestra historia como país.
A esta casa no la tenemos que mirar más, como a una figurita, esto será posible si podemos impregnar nuestros recuerdos con sensaciones y olores y rememorar aquel glorioso día en el que una casa, muy parecida a otras, pasó a la historia nada más y nada menos que por ser allí donde se declaró nuestra independencia.
El 9 de julio de 1816 imprimió una huella en el corazón de todos los argentinos, marcó el inicio de un camino que hoy estamos transitando.
Hoy debemos romper las cadenas de la injusticia , de la mentira, del egoísmo, de la ambición desmedida y luchar por forjar un país más justo, sincero y solidario, y más fuerte en sus ideales conservando sus tradiciones y costumbres y sólo así seremos una Nación libre e independiente. Sabemos que no es fácil pero estamos seguros de que no es imposible

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