Para los niños, un hogar debe ser fuente de apoyo, seguridad, amor y buen ejemplo. Por eso, no hay duda de que los padres sientan las bases de lo que sus hijos serán en el futuro.
Tener una familia es un derecho consagrado por las normas y va más allá de que los padres y sus hijos vivan bajo un mismo techo; significa compartir, dar y recibir afecto, escuchar, valorar, respetar, dialogar, involucrar y aceptar las semejanzas y diferencias de cada uno de los miembros, que pueden o nó tener lazos de sangre, ya que también están los padres, hermanos, tíos y abuelos del corazón.
Ser acogido con afecto en el seno de un hogar es el primer punto de partida para favorecer el desarrollo de los pequeños. “El amor es clave y se les debe acompañar a los hijos en sus primeras sonrisas, pasos, caídas y animarlos a continuar intentándolo. Los padres deben ser su apoyo y seguridad”, afirma Luisa Fernanda Manosalva, psicóloga y máster en intervención psicosocial.
A medida que comiencen a crecer, se les debe corregir con cariño, reconocer sus aciertos, permitirles ser ellos mismos y dejarlos tomar sus decisiones, agrega la experta.
El seno de un hogar proporciona ternura y cariño, seguridad, igualdad y democracia. La familia apoya la formación de hábitos como la alimentación, el sueño, la higiene y la lectura, entre otros, y la creación de reglas dentro del hogar (para rutinas diarias y pautas de comportamiento); favorece el desarrollo de habilidades motrices y comunicativas; promueve el juego como medio para que el niño explore el mundo, madure física y emocionalmente y resuelva problemas y, algo muy importante: es la encargada de promover el respeto y el amor de los niños hacia sí mismos (aceptarlos como son) y hacia los demás.
Para tener en cuenta los adultos:
- A los niños les encanta recibir felicitaciones por aquellas acciones que así lo requieran, por sus esfuerzos para realizarlas y sus logros al consegurilas. No nos fijemos solamente en sus equivocaciones...!!!
- Les gusta oírles decir que los quieren, aunque supongan que ya lo saben.
- Son felices cuando los miran con amor y sonríen con ellos.
- Antes de corregirlos, escúchenlos, tengan en cuenta su edad y lo que son capaces de hacer cuando les pidan algo.
- Hagan acuerdos juntos sobre las normas y así les será más fácil cumplirlas.
- Cuando se equivoquen con ellos, pídanles perdón.
- Tengan en cuenta sus opiniones para que aprendan a tomar decisiones.
- Cuando estén de mal genio, cálmense primero y luego hablen con los pequeños.
- Si tienen problemas que los afecten, recuerden que los niños no tienen la culpa de ellos.
Por Andrea Linares
Redactora ABC del bebé
